9 CONSEJOS DE ORO PARA GANARTE LA SIMPATIA DE LOS DEMAS

El ejercicio del liderazgo te exige ganarte la confianza y el respeto de las demás personas. Es imposible que saques adelante iniciativas, de cualquier índole, si no cuentas con la simpatía y la aceptación de los integrantes de tu equipo, o de la gente en general.

Hoy en día la popularidad se mide en función de las reacciones y los comentarios en las distintas redes sociales, pero el don de gentes sigue pareciendo una cualidad reservada para pocos. Sobre este tema se ha escrito mucho; sin embargo, en la práctica parece no ser tan sencillo como en la teoría.

Si has asumido el reto de ejercer el liderazgo, cualquiera sea el área que hayas decidido liderar, debes haberte dado cuenta de lo importante que es que te conviertas en un imán para atraer a las personas. Seguramente sabes ya que en la medida que seas más agradable en tu trato, crearás mejores equipos, serás más respetado y lograrás mayores resultados. ¿Pero cómo lograrlo? ¿Cuál es el secreto para caer en gracia?

A continuación te enumero 9 consejos de oro para ganarte a los demás:

  1. Saca a relucir el valor que encuentras en cada persona.
  2. Ayuda a tu gente a encontrar su propósito y a trabajar en lo que más ama y mejor sabe hacer.
  3. Enseña a otros a pulir su visión y a esforzarse para lograr sus metas.
  4. Entrénalos para que desarrollen la capacidad de ver la ventaja que se oculta detrás de cada fracaso.
  5. Enséñales a cultivar una actitud positiva, sin desconocer la realidad. Esto lo da la objetividad.
  6. Hazles ver que cada día cuenta y que siempre se puede volver a empezar. Esto exige desarrollar la determinación.
  7. Enséñales que cada quien tiene algo valioso que aportar, sin excepción.
  8. Antes de pretender ganarte a los demás, reconcíliate contigo mismo.
  9. Comienza por aplicar estos secretos en tí y luego, cuando estés convencido y proyectes tu nuevo yo de manera natural, disponte a entrenar a los demás.

El liderazgo exige un carisma que viene de adentro y el tuyo lo tienes que proyectar con naturalidad.

Ahora, cuéntame en los comentarios si estos consejos generales te han sido útiles y si sugerirías alguno más. ¿Se te hace fácil ganarte la simpatía de los demás? ¿Encuentras alguna dificultad en particular a la hora de relacionarte con otras personas? Me interesa conocer tu experiencia y saber tu opinión sobre el tema.

Muchas gracias por llegar hasta acá y, si te ha parecido útil esta información, por favor comparte esta entrada para que llegue a otras personas interesadas en el tema. También puedes seguirme en elsellodelescritor.wordpress.com

¡Te espero en la próxima publicación!

5 RECOMENDACIONES PARA SUPERAR EL PERFECCIONISMO EN EL EJERCICIO DEL LIDERAZGO

Siempre hay oportunidad de toparse con algún perfeccionista. De esas personas que constantemente buscan que todo salga bien y no ocurra ningún error.

Quienes se obsesionan con los procedimientos para asegurarse de que todo se está haciendo correctamente sufren. Sí, sufren y hacen sufrir con su inconformidad.

Seguramente conoces a alguien perfeccionista o quizás esa persona eres tú mismo. Sea quien sea, estarás de acuerdo conmigo en que la búsqueda de la perfección implica una sobrecarga de responsabilidades que termina agotando a quien la vive.

Cuando te ves en situación de trabajar o desenvolverte en grupos dirigidos por una persona obsesionada con la perfección, sientes mucha presión debido a la alta cuota de exigencia a la que te ves sometido.

Si diriges grupos y el perfeccionista eres tú, asumir esa responsabilidad de estar a la cabeza del equipo puede ser muy estresante, y sabes que esas altas cuotas de tensión terminan repercutiendo en tu salud y en tus relaciones personales.

Si vives obsesionado con el perfeccionismo, creas un clima negativo a tu alrededor que afecta tu desempeño y el de las personas con las que convives, básicamente porque nadie responde bien a las altas dosis de stress que genera la exigencia desmedida en el cumplimiento de tareas. Ninguna persona, por más que te quiera, desea vivir a merced de un cascarrabias, hipercrítico, obsesionado con los detalles e inconforme todo el tiempo con los resultados.

Un mal líder, obsesivo y perfeccionista, termina siendo rechazado y muchas veces se ve obligado a retirarse por problemas de salud.

Si en el ejercicio de tu liderazgo te encuentras atrapado en la obsesión por los detalles, o tienes que lidiar con personas con este rasgo, te enumero a continuación cinco consejos que te serán útiles:

  1. Evita exigirte más de lo que puedes cumplir en un día.
  2. Establece objetivos diarios que sean realizables en un bloque máximo de 8 horas. Esto evitará que trabajes más horas de las debidas y la frustración de no cumplir todas las tareas asignadas para la jornada.
  3. Planifica tus actividades diarias con objetividad, incluyendo lapsos para descansar y recrearte.
  4. Evita pretender hacer todo tú mismo.
  5. Aprende a delegar funciones en personas expertas en el área que tú no manejas.

Tanto si formas parte de un equipo dirigido por un líder perfeccionista, si tienes compañeros con estas características, o eres tú quien diriges al grupo y tiendes a sobrecargarte de tareas (o sobrecargarlos a ellos) por tu obsesión con el perfeccionismo, modifica tu visión y ábrete a ser más comprensivo contigo y con los demás.

Trátate bien a tí mismo y a las otras personas, acepta que el día sólo tiene 24 horas y recuerda que somos humanos, no robots. Si no eres tú quien tiene este rasgo, siempre será útil que recuerdes esta información cuando te veas envuelto en una situación muy demandante.

Todo cambio comienza en ti mismo y desde ti se proyecta a tu entorno.

Y tú ¿Crees que puedes aplicar estos consejos para superar el perfeccionismo e incluso ayudar a otros a superar el suyo? Déjame tu comentario y conversemos al respecto, ¡me encantará responderte!

Gracias por llegar hasta aquí. Si te ha sido útil la información, por favor déjame un “me gusta” para que pueda llegar a más líderes en potencia, suscríbete para que recibas en tu correo la notificación cada vez que yo agregue una entrada nueva, y comparte este artículo con tus amigos para que también pueda ayudarles a ellos a despertar su líder interno.

Para que algo ocurra, hay que estar dispuesto a dar el primer paso.

LOS 10 CONSEJOS DE RIGOR PARA SER UN BUEN LÍDER Y NO FRACASAR EN EL INTENTO

Dicen que el ego es el principal enemigo del buen liderazgo porque un líder egocéntrico sólo está pendiente de sí mismo, de sus propios puntos de vista, de sus necesidades personales y toma las decisiones según lo que le conviene más a él y no al grupo.

Todos hemos tenido oportunidad de toparnos con alguien que se cree el centro del mundo, que piensa que los demás estamos para obedecer y, además, disfruta intimidando a quienes se encuentran a su alrededor. Por lo general, se trata de un personaje desagradable y despótico con quien nadie quiere quedarse a solas, pero también puede ser de esas personas que delante de la gente se muestran aparentemente empáticas, cuando en realidad son sencillamente insoportables en su vida personal.

El líder egocéntrico sólo piensa en él mismo, cree que se sabe todas las respuestas y que nunca se equivoca. Su actitud frente a los demás es de superioridad porque considera que nadie está a su altura y las reglas fueron creadas para todos, menos para él. Suele ser rígido y de mente cerrada porque contempla todo desde un solo punto de vista: el suyo. Siendo así, no busca comprender a los demás porque está enfocado exclusivamente en su ascenso y proyección personal. Aunque para esto tenga que pasar por encima de otros.

Para ejercer un buen liderazgo, todos requerimos tener canalizado nuestro ego porque de allí proviene nuestra autoconfianza, nuestra seguridad en la toma de decisiones, nuestra capacidad de resolver problemas (en medio incluso de situaciones apremiantes) y nuestra autovaloración.

En lo que no debemos caer es en la sobrevaloración de nosotros mismos y en eso sí que pienso que debemos ser estrictos. Tan enfermo está quien se subestima a sí mismo como quien subestima a los demás.

Tomando en cuenta todo lo que te he expuesto hasta aquí, te sugiero que en cualquier situación que tengas que ejercer el rol de líder recuerdes lo siguiente:

  1. Antes que tus propios intereses, lo primordial es trabajar por el bien común.
  2. Donde vas tú, van todos. En la unión está la fuerza.
  3. Ni eres rey ni los miembros de tu equipo son tus súbditos.
  4. Eres quien tienes la responsabilidad de mostrar el camino, pero vas avanzando en grupo.
  5. Tu gente es tu fortaleza y ellos confían en ti.
  6. Conocerte a ti mismo te permitirá saber con qué recursos personales cuentas, pero conocer a tu equipo determinará cuán lejos llegarán en manada.
  7. Muchas veces sentirás cansancio, especialmente cuando los objetivos planteados no se estén cumpliendo con la rapidez deseada. En ese caso, date un respiro para descansar pero continúa hasta vencer el obstáculo.
  8. Siempre ponte en los zapatos del otro. Esto generará empatía en tu grupo y fortalecerá los lazos entre ustedes.
  9. Si haces bien tu trabajo, con tu ejemplo despertarás a nuevos líderes.
  10. Siendo un líder con un ego saludable, tendrás la dicha de trabajar con equipos motivados.

Y tú ¿Crees que puedes ser un buen líder? ¿Dónde encuentras la mayor dificultad? Déjame tu comentario y conversemos al respecto, ¡me encantará responderte!

Gracias por llegar hasta aquí. Si te ha sido útil la información, por favor déjame un “me gusta” para que pueda llegar a más líderes en potencia, suscríbete para que recibas en tu correo la notificación cada vez que yo agregue una entrada nueva, y comparte este artículo con tus amigos para que también pueda ayudarles a ellos a despertar su líder interno.

Para que algo ocurra, hay que estar dispuesto a dar el primer paso.

ERES LÍDER POR NATURALEZA

Si te interesa el tema del liderazgo, seguramente más de una vez te habrás hecho preguntas como ¿Cuáles son las fortalezas de un líder? O ¿Cómo puedo llegar a ser un buen líder?

Para abordar este tema, comenzaré por recordarte que tu capacidad de liderazgo es el conjunto de habilidades con las que cuentas para ejercer influencia en los demás.

Generalmente, el común denominador de la gente que te rodea esperará de ti, como líder, que marques el camino y que resuelvas los problemas que te salgan al paso. Sin embargo, no siempre podrás cumplir esas expectativas.

Tú mejor que nadie sabes todas las cargas que llevas a cuestas y los dolores emocionales por los que pasas cada vez que un sueño se te cae, especialmente cuando te enfrentas al rechazo o a la mezquindad de muchos a tu alrededor.

Conforme adquieres responsabilidades y te expones, más crecen las expectativas y parece más difícil cubrirlas. Ciertamente, este mundo se caracteriza por la inconformidad, y parece que tú fueras ese muro donde la humanidad quiere escribir sus graffitis de quejas y reclamos para saciar su vanidad.

Es un error que pretendas ser perfecto, creer que puedes tener bajo control cualquier situación que surja, o peor aún exigírtelo. Nada más lejos de la realidad. Eso era antes, “en los tiempos de María Castaña” (como diría mi abuelita) que el líder era un personaje heróico del que se esperaba todo y al que le estaban prohibidas las fallas y hasta la más mínima debilidad.

Hoy en día, con la entrada en el siglo XXI y todos los cambios que estamos viviendo, la forma de ejercer el liderazgo se está modificando y está surgiendo un prototipo de líder más humano, más cercano y que nada tiene de inaccesible.

¿Existe ya ese tipo de líder? Bueno, yo pienso que el ejercicio del liderazgo es un área más donde estamos viviendo una transición como sociedad. Si no lo hay ya, muchos nos estamos preparando.

Todos estamos viéndonos en situación de aprender de nuevo para adaptarnos a las exigencias de la era en la que acabamos de ingresar y, precisamente porque la digitalización y el confinamiento durante 2020 nos han obligado a un distanciamiento social, ahora más que nunca cobra valor la empatía y la conexión emocional, para asegurarnos una comunicación efectiva en un entorno que apuesta a la deshumanización. Nos urge un liderazgo humano y los protagonistas de este proceso transformacional somos nosotros mismos.

Si queremos salir triunfantes de esta adaptación a los nuevos tiempos, tenemos que sacar a la luz al líder que llevamos dentro, para dirigir nuestra propia vida y ayudar a otros a dirigir la suya, siempre pensando en el bien común.

Entonces ¿existe ese líder humano o no? Pienso que sí, ese líder es cada uno, desde lo que es, desde lo que ama, desde lo que mejor sabe hacer y desde aquello en lo que se siente unido a los demás.

Ese nuevo líder eres tú, en la medida que te conozcas a ti mismo y, sin juzgarte, te aceptes. Sólo así podrás ver con total nitidez cuáles son esas cualidades de las que puedes echar mano para dar tu aporte en cualquier escenario en el que te desenvuelvas.

Todos somos líderes por naturaleza, sólo tenemos que descubrir en qué ¡Y tú  no eres la excepción!

Gracias por llegar hasta aquí. Si te ha sido útil la información, por favor déjame un “me gusta” para que pueda llegar a más líderes en potencia, suscríbete para que recibas en tu correo la notificación cada vez que yo agregue una entrada nueva, y comparte este artículo con tus amigos para que también pueda ayudarles a ellos a despertar su líder interno.