Es de humanos experimentar inseguridad, especialmente frente a situaciones desconocidas. Comúnmente, todos en algún momento nos preguntamos ¿Qué hago para dejar de sentirme inseguro? ¿Por qué siento tanto miedo y no puedo dominarme frente a esto?
Este tema es amplio y sería irresponsable tratarlo de manera superficial. Hoy me referiré a la inseguridad que experimentas cuando no te sientes a la altura de las circunstancias , o tienes la percepción de que los demás avanzan y tú no.
Si sufres a causa de tus inseguridades, conoces el suplicio de llevar tus cargas en silencio para no ser juzgado como débil. Sabes todos los malestares que esto te genera y, aunque probablemente ya te has documentado y quizás ya hayas consultado a diversos especialistas, el asunto es que la carga sigue allí. Yo lo he vivido y sé de qué se trata, por eso puedo hablarte de esto con propiedad.
En internet abundan los artículos sobre cómo vencer la inseguridad personal y los pensamientos autolimitantes. Siempre encontrarás que se trata de una pobre imagen que tienes de ti mismo que se resuelve elevando tu autoestima, pero no es eso lo que te voy a decir.
Cuando eres inseguro, tu miedo afecta tu desempeño en distintas áreas de tu vida. Sí, debes enfrentar tus temores para poder obrar cambios positivos en tu día a día; pero lo que hagas debe ser acorde con tu forma de ser. Obligarte a permanecer en situaciones, lugares o relaciones en las que no puedes ser tú mismo y donde te ves forzado a comportarte de una manera que no es la que te caracteriza, sólo empeora las cosas y aumenta tu sensación de insuficiencia. Esto te lo digo por experiencia propia.
A lo que no debes temerle es a romper con lo que sientes que te hace daño. Cualquier cosa que te esté obligando a ir en contra de ti mismo debe salir de tu vida. Ese es el primer acto de sinceridad contigo mismo que debes ejecutar. Si no lo haces, seguirás llevando a cuestas un saco de pesares muy difícil de soportar. Yo ya me desprendí del mío.
En vez de mandarte a hacer una lista de las que crees son tus fortalezas y debilidades o empujarte a hacer lo que internamente rechazas, te haré cuatro preguntas precisas que contienen la clave para que empieces a ver tu vida a través de otro cristal:
- En tu rutina diaria ¿Dejas un tiempo para ti?
- A diario ¿Acostumbras hacer cosas que te gustan?
- En tu trabajo ¿Te dedicas a una actividad en la que expresas lo que mejor sabes hacer y más fácil se te hace?
- En tus relaciones personales ¿Te rodeas de personas afines contigo con las que te sientes en confianza para expresar abiertamente lo que piensas y sientes?
Si respondiste “SI” a todas las preguntas anteriores, te felicito de todo corazón. En caso de haber respondido “NO” a alguna, o incluso a todas, entonces es momento de que tomes acción. Yo lo hice hace dos años.
En la medida que te ocupes de ti mismo, procurándote lo que te gusta y te hace bien, aunque tengas que comenzar de nuevo encontrarás la motivación necesaria para seguir adelante. Tus resistencias internas irán cediendo y poco a poco te irás sintiendo cada vez más como pez en el agua. Además, te sentirás capaz de asumir nuevas responsabilidades, aun en medio de escenarios confusos y desafiantes. Eso es liderazgo humano. ¡Que te lo digo yo que estoy en Venezuela!
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Para que algo ocurra, hay que estar dispuesto a dar el primer paso.