5 RECOMENDACIONES PARA SUPERAR EL PERFECCIONISMO EN EL EJERCICIO DEL LIDERAZGO

Siempre hay oportunidad de toparse con algún perfeccionista. De esas personas que constantemente buscan que todo salga bien y no ocurra ningún error.

Quienes se obsesionan con los procedimientos para asegurarse de que todo se está haciendo correctamente sufren. Sí, sufren y hacen sufrir con su inconformidad.

Seguramente conoces a alguien perfeccionista o quizás esa persona eres tú mismo. Sea quien sea, estarás de acuerdo conmigo en que la búsqueda de la perfección implica una sobrecarga de responsabilidades que termina agotando a quien la vive.

Cuando te ves en situación de trabajar o desenvolverte en grupos dirigidos por una persona obsesionada con la perfección, sientes mucha presión debido a la alta cuota de exigencia a la que te ves sometido.

Si diriges grupos y el perfeccionista eres tú, asumir esa responsabilidad de estar a la cabeza del equipo puede ser muy estresante, y sabes que esas altas cuotas de tensión terminan repercutiendo en tu salud y en tus relaciones personales.

Si vives obsesionado con el perfeccionismo, creas un clima negativo a tu alrededor que afecta tu desempeño y el de las personas con las que convives, básicamente porque nadie responde bien a las altas dosis de stress que genera la exigencia desmedida en el cumplimiento de tareas. Ninguna persona, por más que te quiera, desea vivir a merced de un cascarrabias, hipercrítico, obsesionado con los detalles e inconforme todo el tiempo con los resultados.

Un mal líder, obsesivo y perfeccionista, termina siendo rechazado y muchas veces se ve obligado a retirarse por problemas de salud.

Si en el ejercicio de tu liderazgo te encuentras atrapado en la obsesión por los detalles, o tienes que lidiar con personas con este rasgo, te enumero a continuación cinco consejos que te serán útiles:

  1. Evita exigirte más de lo que puedes cumplir en un día.
  2. Establece objetivos diarios que sean realizables en un bloque máximo de 8 horas. Esto evitará que trabajes más horas de las debidas y la frustración de no cumplir todas las tareas asignadas para la jornada.
  3. Planifica tus actividades diarias con objetividad, incluyendo lapsos para descansar y recrearte.
  4. Evita pretender hacer todo tú mismo.
  5. Aprende a delegar funciones en personas expertas en el área que tú no manejas.

Tanto si formas parte de un equipo dirigido por un líder perfeccionista, si tienes compañeros con estas características, o eres tú quien diriges al grupo y tiendes a sobrecargarte de tareas (o sobrecargarlos a ellos) por tu obsesión con el perfeccionismo, modifica tu visión y ábrete a ser más comprensivo contigo y con los demás.

Trátate bien a tí mismo y a las otras personas, acepta que el día sólo tiene 24 horas y recuerda que somos humanos, no robots. Si no eres tú quien tiene este rasgo, siempre será útil que recuerdes esta información cuando te veas envuelto en una situación muy demandante.

Todo cambio comienza en ti mismo y desde ti se proyecta a tu entorno.

Y tú ¿Crees que puedes aplicar estos consejos para superar el perfeccionismo e incluso ayudar a otros a superar el suyo? Déjame tu comentario y conversemos al respecto, ¡me encantará responderte!

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Para que algo ocurra, hay que estar dispuesto a dar el primer paso.

7 CONSEJOS PARA EJERCER LIDERAZGO SIN CULPAR A OTROS NI A TI MISMO

Vivimos en un mundo en el que lo común es culpar a los demás de lo que nos ocurre a nosotros.

Con seguridad, debes tener grabado en tu memoria más de un incidente en en el que te culparon a ti por algo que salió mal, hayas tú tenido participación directa o no en el hecho.

No te conozco ni estuve allí, pero me atrevo a asegurar que alguien importante para ti te culpó de aquel mal resultado. Sí, se siente horrible. Lo sé porque a todos nos ha sucedido alguna vez.

También pudo haber ocurrido que estabas a cargo de una situación que no terminó bien, porque otras personas involucradas no cumplieron correctamente su parte, y tú los culpaste por ese fracaso sin asumir tu propia responsabilidad en el incidente.

La culpabilización por errores cometidos es el pan nuestro de cada día y es algo que nos amarga la vida a todos.

En la medida que vas acumulando culpas en tu haber, tu diario vivir se vuelve cada vez más gris, te sientes responsable por todo y no eres capaz de asumir nuevos retos porque el miedo a un mal resultado te paraliza.

Bien sea que tengas que trabajar con otros bajo la dirección de un líder, o seas tú ese líder que debe dirigir a otras personas (no importa si estamos hablando de tu grupo familiar), aprender a asumir tu responsabilidad te permitirá tomar el control de las situaciones que se presenten y manejarte de manera más efectiva.

Un mal líder culpa a su equipo de los malos resultados porque no asume sus propios errores, y con su propia actitud entorpece la comunicación que es tan necesaria para trabajar juntos y encontrar soluciones a los problemas.

Si deseas salir del círculo vicioso de la culpa, te dejo siete consejos útiles en cualquier área de tu vida:

  1. Ten siempre presente que los buenos y malos momentos son de todos.
  2. Si bien eres el líder, tú también eres parte del equipo y debes asumir tu propia responsabilidad.
  3. Ten la suficiente confianza con las personas de tu entorno laboral (o personal, según sea el caso) para que la comunicación fluya y puedan entre todos darse cuenta cuando algo no está saliendo bien y corregirlo de inmediato.
  4. Si se comete algún error que afecta a todo el grupo, asume tu propia responsabilidad en el hecho y no culpes a los demás miembros de algo en lo que tú también estás involucrado.
  5. Cuando los resultados no sean los esperados, aprende de la experiencia examinando lo que se hizo correctamente y lo que no.
  6. Habla con tu equipo, escucha lo que cada uno tiene que decir y ayúdalos a asumir su propia responsabilidad en los resultados, igual que como lo hiciste tú.
  7. Una vez haya sido estudiada entre todos la situación, informa las medidas que tomarás para corregir el error y evitar que se repita en el futuro.

Ejercer el liderazgo humano no es tarea fácil porque requiere que te pongas en el lugar de otros para comprenderlos, sólo así podrás establecer una comunicación efectiva; pero si lo logras, puedes dar por hecho que serás un mejor líder en un mundo cada vez más consciente.

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7 CONSEJOS PARA GANARTE LA CONFIANZA DE LOS DEMÁS SIN QUE TE PIERDAN EL RESPETO

Si algo demanda la vida misma es fortaleza de carácter. Cuando tienes un carácter débil te cuesta ganarte el respeto de los demás y pierdes oportunidades irrepetibles de crecer dentro de cualquier empresa, incluso si esa empresa es tu propia familia.

Por miedo a la reacción de los demás, muchas veces dejas pasar por alto fallas que luego tienes que pagar con creces. Callas lo que debiste haber dicho en el momento, sólo por mantener una armonía que no es tal.

Cuando sufres de debilidad de carácter permites situaciones que te perjudican, por temor a ser juzgado de incomprensivo y egoísta. Cedes tu espacio, muchas veces a quien no lo merece ni lo valora, y de tanto retroceder para que otros avancen terminas acorralado contra la pared.

Si no aprendes a establecer límites, para los demás siempre será muy fácil pasar de la confianza al abuso. Si te dejas llevar hasta este punto, se puede decir que perderás el control y tendrás que tomar medidas drásticas para poner punto final, justo lo que más detestas.

La experiencia más difícil que te toca enfrentar cuando eres débil de carácter es tener la responsabilidad de llevar las riendas de alguna situación o dirigir algún grupo, pertenezca éste o no a una organización.

En la publicación anterior LOS 10 CONSEJOS DE RIGOR PARA SER UN BUEN LIDER Y NO FRACASAR EN EL INTENTO, te decía que tan enfermo está quien se subestima a sí mismo como quien subestima a los demás. En este sentido, si bien al ego tienes que trabajarlo para que no se te suban los humos tan fácilmente, y puedas hacer uso de tu autoconfianza de manera saludable y sin atropellar a los demás, del mismo modo tienes que aprender a estar para otros pero sin pasar por encima de tus propias necesidades e intereses. Esto es parte de lo que significa establecer un equilibrio y es fundamental a la hora de ejercer un rol de liderazgo, incluso en tu vida personal.

Un buen líder defiende valores correctos, toma decisiones por el bien común y no para su propio beneficio, prestando atención a los puntos de vista y necesidades de los involucrados. Se muestra seguro de lo que dice y del camino a seguir, porque sabe lo que hace y no improvisa de manera irresponsable. Transmite confianza a los demás porque se muestra de manera genuina y, aunque es amigable y accesible en su trato, sabe poner los límites necesarios para que esa confianza no se convierta en abuso.

Si reconoces en ti la debilidad de carácter en alguna de las áreas de tu vida, hay sugerencias que te pueden ser útiles y te ayudarán a desempeñarte mejor en cualquier rol de liderazgo que tengas que ejercer:

  1. Reúnete en privado con las personas involucradas.
  2. Expresa lo que hasta el momento se ha hecho bien y ha dado resultados positivos.
  3. Manifiéstales tu punto de vista sobre eso que puede representar un problema y que les afecta a todos.
  4. Escucha todos los puntos de vista y toma en cuenta el factor emocional en cada planteamiento que te hagan. Cada uno de ellos está viendo una misma situación desde una perspectiva diferente, de acuerdo a cómo y cuánto le afecta a él o ella.
  5. Haz las observaciones necesarias, de acuerdo a la información obtenida.
  6. Plantea lo que es necesario corregir, haz sugerencias de mejoras y escucha las sugerencias aportadas por tu equipo, grupo familiar o pareja, según sea el caso.
  7. Tomen la decisión entre todos, de modo que el beneficio sea mutuo.

Sí, en la práctica no es tan sencillo, pero bien vale la pena intentarlo. Las relaciones humanas son complejas, pero en la variedad y en las diferencias está la riqueza que nos aportan los otros puntos de vista.

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LOS 10 CONSEJOS DE RIGOR PARA SER UN BUEN LÍDER Y NO FRACASAR EN EL INTENTO

Dicen que el ego es el principal enemigo del buen liderazgo porque un líder egocéntrico sólo está pendiente de sí mismo, de sus propios puntos de vista, de sus necesidades personales y toma las decisiones según lo que le conviene más a él y no al grupo.

Todos hemos tenido oportunidad de toparnos con alguien que se cree el centro del mundo, que piensa que los demás estamos para obedecer y, además, disfruta intimidando a quienes se encuentran a su alrededor. Por lo general, se trata de un personaje desagradable y despótico con quien nadie quiere quedarse a solas, pero también puede ser de esas personas que delante de la gente se muestran aparentemente empáticas, cuando en realidad son sencillamente insoportables en su vida personal.

El líder egocéntrico sólo piensa en él mismo, cree que se sabe todas las respuestas y que nunca se equivoca. Su actitud frente a los demás es de superioridad porque considera que nadie está a su altura y las reglas fueron creadas para todos, menos para él. Suele ser rígido y de mente cerrada porque contempla todo desde un solo punto de vista: el suyo. Siendo así, no busca comprender a los demás porque está enfocado exclusivamente en su ascenso y proyección personal. Aunque para esto tenga que pasar por encima de otros.

Para ejercer un buen liderazgo, todos requerimos tener canalizado nuestro ego porque de allí proviene nuestra autoconfianza, nuestra seguridad en la toma de decisiones, nuestra capacidad de resolver problemas (en medio incluso de situaciones apremiantes) y nuestra autovaloración.

En lo que no debemos caer es en la sobrevaloración de nosotros mismos y en eso sí que pienso que debemos ser estrictos. Tan enfermo está quien se subestima a sí mismo como quien subestima a los demás.

Tomando en cuenta todo lo que te he expuesto hasta aquí, te sugiero que en cualquier situación que tengas que ejercer el rol de líder recuerdes lo siguiente:

  1. Antes que tus propios intereses, lo primordial es trabajar por el bien común.
  2. Donde vas tú, van todos. En la unión está la fuerza.
  3. Ni eres rey ni los miembros de tu equipo son tus súbditos.
  4. Eres quien tienes la responsabilidad de mostrar el camino, pero vas avanzando en grupo.
  5. Tu gente es tu fortaleza y ellos confían en ti.
  6. Conocerte a ti mismo te permitirá saber con qué recursos personales cuentas, pero conocer a tu equipo determinará cuán lejos llegarán en manada.
  7. Muchas veces sentirás cansancio, especialmente cuando los objetivos planteados no se estén cumpliendo con la rapidez deseada. En ese caso, date un respiro para descansar pero continúa hasta vencer el obstáculo.
  8. Siempre ponte en los zapatos del otro. Esto generará empatía en tu grupo y fortalecerá los lazos entre ustedes.
  9. Si haces bien tu trabajo, con tu ejemplo despertarás a nuevos líderes.
  10. Siendo un líder con un ego saludable, tendrás la dicha de trabajar con equipos motivados.

Y tú ¿Crees que puedes ser un buen líder? ¿Dónde encuentras la mayor dificultad? Déjame tu comentario y conversemos al respecto, ¡me encantará responderte!

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CONOCE A LOS DEMÁS Y LLEGARÁS MÁS LEJOS

Si estás en el camino del autoconocimiento, para liderar tu propia vida y ayudar a otros, debes haberte dado cuenta de que tan importante es conocer a los demás como conocerte a ti mismo.

¿Cuál es la importancia de conocer a las demás personas?

En la medida que te conozcas a ti mismo tendrás mayores posibilidades de establecer relaciones sociales saludables, te será más fácil alcanzar tus metas y por tanto el éxito en tu vida. Sin embargo, darte el trabajo de conocer a los demás será lo que determinará cuán lejos llegarás en lo que te propongas.

Saber lo que piensan las personas de tu entorno, cómo se sienten frente a los acontecimientos del día a día y cómo reaccionan ante diversas circunstancias, te da una ventaja enorme sobre el resto. Ese conocimiento es la base primordial de una comunicación efectiva que a su vez resulta vital, tanto en el desempeño profesional y laboral como en el terreno de las relaciones personales.

En el área laboral, muchas veces toca trabajar con equipos cuyos miembros tienen características muy diferentes. Si no practicas el “arte” de conocer a los demás, se te hará doblemente difícil sacar adelante el rendimiento de tu grupo. Esto es primordial a la hora de ejercer puestos de liderazgo.

Se trate de la gente con la que laboras, o incluso con la que vives, debes darte el trabajo de conocer a esas personas si quieres anticiparte a posibles problemas y darles solución incluso antes de que ocurran.

Ejercer el liderazgo humano requiere una alta tasa de comprensión, objetividad, tolerancia, disposición al diálogo e intuición. Nadie ha dicho que sea fácil, especialmente porque somos diferentes y muchas de las personas con las que a diario tenemos que interactuar carecen de conocimientos sobre lo que quizás nosotros ya dominamos. Además, se requiere de madurez emocional para enfrentar las situaciones propias de las relaciones interpersonales. Sin embargo, si lo sabes y haces lo que tienes que hacer, tienes grandes posibilidades de éxito.

Siempre que te relaciones con alguien más, toma en cuenta si la otra persona es de otro país, si pertenece a un área profesional distinta a la tuya e incluso si está en otro rango de edad. Infórmate sobre sus costumbres para entenderla mejor y así poder establecer una comunicación más efectiva.

Como reto, te sugiero que te preguntes a ti mismo cómo quieres que te traten si tienes que trabajar o convivir con personas de nacionalidad distinta, con una profesión diferente a la tuya, mayores o menores que tú. ¿Cómo quieres ser tratado si el “diferente” eres tú? Y cuando tengas tus respuestas, procede a ponerlo en práctica y mira con atención qué sucede.

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Un buen líder reconoce y comprende al otro porque sabe colocarse en sus zapatos.

SÉ TÚ MISMO Y VENCE TU INSEGURIDAD

Es de humanos experimentar inseguridad, especialmente frente a situaciones desconocidas. Comúnmente, todos en algún momento nos preguntamos ¿Qué hago para dejar de sentirme inseguro? ¿Por qué siento tanto miedo y no puedo dominarme frente a esto?

Este tema es amplio y sería irresponsable tratarlo de manera superficial. Hoy me referiré a la inseguridad que experimentas cuando no te sientes a la altura de las circunstancias , o tienes la percepción de que los demás avanzan y tú no.

Si sufres a causa de tus inseguridades, conoces el suplicio de llevar tus cargas en silencio para no ser juzgado como débil. Sabes todos los malestares que esto te genera y, aunque probablemente ya te has documentado y quizás ya hayas consultado a diversos especialistas, el asunto es que la carga sigue allí. Yo lo he vivido y sé de qué se trata, por eso puedo hablarte de esto con propiedad.

En internet abundan los artículos sobre cómo vencer la inseguridad personal y los pensamientos autolimitantes. Siempre encontrarás que se trata de una pobre imagen que tienes de ti mismo que se resuelve elevando tu autoestima, pero no es eso lo que te voy a decir.

Cuando eres inseguro, tu miedo afecta tu desempeño en distintas áreas de tu vida. Sí, debes enfrentar tus temores para poder obrar cambios positivos en tu día a día; pero lo que hagas debe ser acorde con tu forma de ser. Obligarte a permanecer en situaciones, lugares o relaciones en las que no puedes ser tú mismo y donde te ves forzado a comportarte de una manera que no es la que te caracteriza, sólo empeora las cosas y aumenta tu sensación de insuficiencia. Esto te lo digo por experiencia propia.

A lo que no debes temerle es a romper con lo que sientes que te hace daño. Cualquier cosa que te esté obligando a ir en contra de ti mismo debe salir de tu vida. Ese es el primer acto de sinceridad contigo mismo que debes ejecutar. Si no lo haces, seguirás llevando a cuestas un saco de pesares muy difícil de soportar. Yo ya me desprendí del mío.

En vez de mandarte a hacer una lista de las que crees son tus fortalezas y debilidades o empujarte a hacer lo que internamente rechazas, te haré cuatro preguntas precisas que contienen la clave para que empieces a ver tu vida a través de otro cristal:

  1. En tu rutina diaria ¿Dejas un tiempo para ti?
  2. A diario ¿Acostumbras hacer cosas que te gustan?
  3. En tu trabajo ¿Te dedicas a una actividad en la que expresas lo que mejor sabes hacer y más fácil se te hace?
  4. En tus relaciones personales ¿Te rodeas de personas afines contigo con las que te sientes en confianza para expresar abiertamente lo que piensas y sientes?

Si respondiste “SI” a todas las preguntas anteriores, te felicito de todo corazón. En caso de haber respondido “NO” a alguna, o incluso a todas, entonces es momento de que tomes acción. Yo lo hice hace dos años.

En la medida que te ocupes de ti mismo, procurándote lo que te gusta y te hace bien, aunque tengas que comenzar de nuevo encontrarás la motivación necesaria para seguir adelante. Tus resistencias internas irán cediendo y poco a poco te irás sintiendo cada vez más como pez en el agua. Además, te sentirás capaz de asumir nuevas responsabilidades, aun en medio de escenarios confusos y desafiantes. Eso es liderazgo humano. ¡Que te lo digo yo que estoy en Venezuela!

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ERES LÍDER POR NATURALEZA

Si te interesa el tema del liderazgo, seguramente más de una vez te habrás hecho preguntas como ¿Cuáles son las fortalezas de un líder? O ¿Cómo puedo llegar a ser un buen líder?

Para abordar este tema, comenzaré por recordarte que tu capacidad de liderazgo es el conjunto de habilidades con las que cuentas para ejercer influencia en los demás.

Generalmente, el común denominador de la gente que te rodea esperará de ti, como líder, que marques el camino y que resuelvas los problemas que te salgan al paso. Sin embargo, no siempre podrás cumplir esas expectativas.

Tú mejor que nadie sabes todas las cargas que llevas a cuestas y los dolores emocionales por los que pasas cada vez que un sueño se te cae, especialmente cuando te enfrentas al rechazo o a la mezquindad de muchos a tu alrededor.

Conforme adquieres responsabilidades y te expones, más crecen las expectativas y parece más difícil cubrirlas. Ciertamente, este mundo se caracteriza por la inconformidad, y parece que tú fueras ese muro donde la humanidad quiere escribir sus graffitis de quejas y reclamos para saciar su vanidad.

Es un error que pretendas ser perfecto, creer que puedes tener bajo control cualquier situación que surja, o peor aún exigírtelo. Nada más lejos de la realidad. Eso era antes, “en los tiempos de María Castaña” (como diría mi abuelita) que el líder era un personaje heróico del que se esperaba todo y al que le estaban prohibidas las fallas y hasta la más mínima debilidad.

Hoy en día, con la entrada en el siglo XXI y todos los cambios que estamos viviendo, la forma de ejercer el liderazgo se está modificando y está surgiendo un prototipo de líder más humano, más cercano y que nada tiene de inaccesible.

¿Existe ya ese tipo de líder? Bueno, yo pienso que el ejercicio del liderazgo es un área más donde estamos viviendo una transición como sociedad. Si no lo hay ya, muchos nos estamos preparando.

Todos estamos viéndonos en situación de aprender de nuevo para adaptarnos a las exigencias de la era en la que acabamos de ingresar y, precisamente porque la digitalización y el confinamiento durante 2020 nos han obligado a un distanciamiento social, ahora más que nunca cobra valor la empatía y la conexión emocional, para asegurarnos una comunicación efectiva en un entorno que apuesta a la deshumanización. Nos urge un liderazgo humano y los protagonistas de este proceso transformacional somos nosotros mismos.

Si queremos salir triunfantes de esta adaptación a los nuevos tiempos, tenemos que sacar a la luz al líder que llevamos dentro, para dirigir nuestra propia vida y ayudar a otros a dirigir la suya, siempre pensando en el bien común.

Entonces ¿existe ese líder humano o no? Pienso que sí, ese líder es cada uno, desde lo que es, desde lo que ama, desde lo que mejor sabe hacer y desde aquello en lo que se siente unido a los demás.

Ese nuevo líder eres tú, en la medida que te conozcas a ti mismo y, sin juzgarte, te aceptes. Sólo así podrás ver con total nitidez cuáles son esas cualidades de las que puedes echar mano para dar tu aporte en cualquier escenario en el que te desenvuelvas.

Todos somos líderes por naturaleza, sólo tenemos que descubrir en qué ¡Y tú  no eres la excepción!

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