Siempre hay oportunidad de toparse con algún perfeccionista. De esas personas que constantemente buscan que todo salga bien y no ocurra ningún error.
Quienes se obsesionan con los procedimientos para asegurarse de que todo se está haciendo correctamente sufren. Sí, sufren y hacen sufrir con su inconformidad.
Seguramente conoces a alguien perfeccionista o quizás esa persona eres tú mismo. Sea quien sea, estarás de acuerdo conmigo en que la búsqueda de la perfección implica una sobrecarga de responsabilidades que termina agotando a quien la vive.
Cuando te ves en situación de trabajar o desenvolverte en grupos dirigidos por una persona obsesionada con la perfección, sientes mucha presión debido a la alta cuota de exigencia a la que te ves sometido.
Si diriges grupos y el perfeccionista eres tú, asumir esa responsabilidad de estar a la cabeza del equipo puede ser muy estresante, y sabes que esas altas cuotas de tensión terminan repercutiendo en tu salud y en tus relaciones personales.
Si vives obsesionado con el perfeccionismo, creas un clima negativo a tu alrededor que afecta tu desempeño y el de las personas con las que convives, básicamente porque nadie responde bien a las altas dosis de stress que genera la exigencia desmedida en el cumplimiento de tareas. Ninguna persona, por más que te quiera, desea vivir a merced de un cascarrabias, hipercrítico, obsesionado con los detalles e inconforme todo el tiempo con los resultados.
Un mal líder, obsesivo y perfeccionista, termina siendo rechazado y muchas veces se ve obligado a retirarse por problemas de salud.
Si en el ejercicio de tu liderazgo te encuentras atrapado en la obsesión por los detalles, o tienes que lidiar con personas con este rasgo, te enumero a continuación cinco consejos que te serán útiles:
- Evita exigirte más de lo que puedes cumplir en un día.
- Establece objetivos diarios que sean realizables en un bloque máximo de 8 horas. Esto evitará que trabajes más horas de las debidas y la frustración de no cumplir todas las tareas asignadas para la jornada.
- Planifica tus actividades diarias con objetividad, incluyendo lapsos para descansar y recrearte.
- Evita pretender hacer todo tú mismo.
- Aprende a delegar funciones en personas expertas en el área que tú no manejas.
Tanto si formas parte de un equipo dirigido por un líder perfeccionista, si tienes compañeros con estas características, o eres tú quien diriges al grupo y tiendes a sobrecargarte de tareas (o sobrecargarlos a ellos) por tu obsesión con el perfeccionismo, modifica tu visión y ábrete a ser más comprensivo contigo y con los demás.
Trátate bien a tí mismo y a las otras personas, acepta que el día sólo tiene 24 horas y recuerda que somos humanos, no robots. Si no eres tú quien tiene este rasgo, siempre será útil que recuerdes esta información cuando te veas envuelto en una situación muy demandante.
Todo cambio comienza en ti mismo y desde ti se proyecta a tu entorno.
Y tú ¿Crees que puedes aplicar estos consejos para superar el perfeccionismo e incluso ayudar a otros a superar el suyo? Déjame tu comentario y conversemos al respecto, ¡me encantará responderte!
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Para que algo ocurra, hay que estar dispuesto a dar el primer paso.